A medida que las empresas amplían su presencia digital, la sofisticación de los intentos de fraude ha aumentado drásticamente. Los emuladores y los ataques de inyección han existido durante algún tiempo, pero, a medida que la tecnología utilizada para llevar a cabo estos ataques se ha vuelto más sofisticada, estos tipos de ataques representan una amenaza cada vez mayor para las empresas.