Artículo de IDV
De Babilonia a la biometría: La épica evolución de las identificaciones
¿Cómo demuestras tu identidad? Desde los antiguos registros censales y sellos reales hasta los pasaportes biométricos, la verificación de identidad ha recorrido un largo camino. Este blog traza la evolución de las identificaciones, explorando cómo comenzó, cómo se verificaba y cómo se convirtió en algo esencial en nuestro mundo digital.

En este blog, te llevaremos en un viaje a través de la fascinante evolución de la identificación, rastreando sus raíces desde el Imperio Babilónico hasta la era digital.
El concepto de identificación data de hace miles de años. El primer caso documentado de un gobierno recolectando información personal de sus ciudadanos se remonta a 3800 a.C. en el Imperio Babilónico. Desde entonces, los métodos para probar la identidad han experimentado cambios notables. Lo que una vez comenzó como simples pedazos de papel ha evolucionado en documentos modernos equipados con avanzadas características de seguridad, haciéndolos prácticamente imposibles de falsificar.
Únete a nosotros mientras profundizamos en la historia de la identificación, explorando su transformación a lo largo del tiempo y descubriendo cómo se verificaban las formas más antiguas de identificación. Desde las civilizaciones antiguas hasta la tecnología de vanguardia de hoy, destacaremos los momentos clave que han formado la manera en que establecemos la identidad.
¿Qué es una identificación y por qué es importante hoy?
ID es la abreviatura de documento de identidad. Este es un documento que se utiliza para verificar la identidad de un individuo. Generalmente es una tarjeta oficial que contiene tu nombre y fotografía u otra información que demuestra quién eres.
Los documentos de identidad toman muchas formas. Sin embargo, ejemplos populares de documentos de identidad incluyen pasaportes y licencias de conducir.
¿Cuándo comenzaron a circular las identificaciones?
La historia de la identificación data de hace miles de años, comenzando en el Imperio Babilónico, donde se realizaban censos para contar poblaciones y medir recursos. Esta antigua práctica de contar personas sentó las bases para el seguimiento de poblaciones modernas y los sistemas de identificaciones.
A medida que el tiempo avanzaba, los métodos de recolección de datos se volvían más sofisticados. Durante el Imperio Romano, los registros personalizados servían para fines legales y cívicos, lo que llevó a la creación de documentos fundamentales como los registros de nacimiento en la antigua Roma, escrituras de tierras y registros de ciudadanía.
El primer ejemplo reconocible de una identificación moderna emergió en 1414, cuando el rey Enrique V de Inglaterra introdujo los documentos de “salvoconducto”, los primeros pasaportes diseñados no para viajes de placer, sino para proteger a los ciudadanos en el extranjero bajo la autoridad del monarca. Estos documentos permitían a los individuos probar su identidad en territorios extranjeros.
En los siglos XVII y XVIII, los viajes se volvieron más comunes, particularmente entre la élite adinerada de Europa que participaba en El Grand Tour, un viaje educativo a través de centros culturales. Los pasaportes de esta era eran simples, consistiendo en detalles básicos como nombres, edades y sellos oficiales de cera. Durante la época del imperialismo, también se introdujeron “pases marítimos” para regular el viaje a territorios coloniales.
Como muchos aspectos de la sociedad, la evolución de la identificación se aceleró durante tiempos de guerra. Después de la Primera Guerra Mundial, la Liga de Naciones introdujo pasaportes estandarizados, marcando un hito significativo con la inclusión de fotografías por primera vez. Después de la Segunda Guerra Mundial, la Organización Internacional de Aviación Civil (OACI) refinó y formalizó aún más los estándares de documentos de viaje, creando finalmente el folleto de pasaporte de 44 páginas que sigue siendo un estándar global en la actualidad.
¿Qué era una identificación aceptable?
Lo que califica como una ‘identificación aceptable’ ha variado en gran medida según el período de tiempo en que se creó el documento. Sin embargo, desde el Imperio Romano, tanto los certificados de nacimiento como las escrituras de propiedad han seguido siendo reconocidos como formas válidas de identificación por diversas razones.
Los pasaportes, introducidos por primera vez en los años 1400, también han sido considerados formas legítimas de identificación. Si bien los pasaportes modernos son muy diferentes de los simples documentos de papel emitidos hace siglos, su propósito ha permanecido mayormente sin cambios durante más de 600 años: verificar la identidad de una persona al compararla con la información proporcionada en el documento.

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ID en el Reino Unido
En el Reino Unido, el desarrollo de sistemas de identificación siguió una trayectoria única. Explora la historia completa del pasaporte del Reino Unido para entender cómo estos documentos evolucionaron desde protecciones reales hasta modernos libretos biométricos.
Sin embargo, la introducción de documentos de identidad nacionales formales no ocurrió hasta las guerras mundiales. Durante la Primera Guerra Mundial, se implementó el primer Registro Nacional para identificar a los hombres elegibles para el servicio militar. Este sistema evolucionó significativamente durante la Segunda Guerra Mundial, cuando el registro se expandió y se centralizó. A los ciudadanos se les emitieron tarjetas de identidad dobladas que contenían nombres y direcciones, las cuales se convirtieron en esenciales para la vida diaria, ya que estas tarjetas eran requeridas para acceder a bienes racionados. Aunque estas tarjetas de identidad fueron descontinuadas en 1952, el Número de Registro Nacional persistió, convirtiéndose en una piedra angular para servicios como el Servicio Nacional de Salud y el registro electoral.
Mientras el Reino Unido se alejaba de las tarjetas de identidad nacionales obligatorias, la idea de la verificación de identidad nacional perseveró. La Ley de Tarjetas de Identidad de 2006 buscó reintroducir un sistema unificado creando tarjetas de identidad nacionales y estableciendo un Registro Nacional de Identidad. Sin embargo, la iniciativa fue de corta duración, y la ley fue derogada en 2011, con solo unas 15,000 tarjetas emitidas antes de su terminación.
En resumen, aunque la era de las tarjetas de identidad nacionales obligatorias en el Reino Unido terminó a mediados del siglo XX, formas alternativas de identificación han tomado su lugar. Hoy en día, los pasaportes, licencias de conducir y los Permisos de Residencia Biométrica (BRP) sirven como las principales herramientas para la verificación de identidad en el país.
ID en los Estados Unidos
En los Estados Unidos, las prácticas de identificación antes del siglo XX fueron en gran medida informales y descentralizadas. Durante la era colonial, los individuos eran identificados a través de registros comunitarios locales, registros de iglesias y listas de impuestos. Existían documentos de viaje, pero eran escritos a mano, no estandarizados y variaban ampliamente según la región. Las autoridades coloniales o los funcionarios locales a veces emitían certificados de buena conducta o documentos de baja militar, que podían servir como prueba de identidad. Sin embargo, estos métodos eran inconsistentes.
Las personas esclavizadas fueron trágicamente registradas no como ciudadanos, sino como propiedad, documentadas en facturas de venta o inventarios de plantaciones. Las poblaciones nativas fueron excluidas completamente de estos sistemas y a menudo fueron mal identificadas en los registros coloniales.
La introducción de el Número de Seguro Social (SSN) en 1936 marcó un cambio significativo. Creado inicialmente para rastrear beneficios de jubilación, el SSN evolucionó gradualmente hacia el identificador nacional de facto del país, a pesar de la falta de un documento de identidad unificado y formal en EE. UU. Con el tiempo, las licencias de conducir, emitidas a nivel estatal, asumieron gran parte de este rol, particularmente después de la promulgación de la Ley REAL ID tras el enfoque en la seguridad posterior al 11 de septiembre.
En la década de 1970, el gobierno de EE. UU. comenzó a digitalizar registros, sentando las bases para que los datos fueran cruzados entre bancos, agencias fiscales y fuerzas del orden. Esta evolución de las prácticas de identificación refleja la creciente complejidad de la gobernanza y la necesidad de sistemas estandarizados en la sociedad moderna.
ID en América Latina
Los sistemas de identificación en América Latina tienen profundas raíces históricas, aunque sus formas y propósitos han evolucionado significativamente con el tiempo. En civilizaciones precolombinas como los incas, mayas y aztecas, la identidad se expresaba a través de medios no escritos, vinculada a factores como clan, jerarquía social y origen geográfico.
La llegada de los colonizadores europeos trajo nuevos sistemas de registro con el objetivo de afirmar el control. Las autoridades coloniales introdujeron registros de bautismo, censos y clasificaciones de castas para documentar poblaciones, principalmente para fines de imposición fiscal y gobernanza en lugar de reconocer los derechos individuales. Por ejemplo, la corona española exigió a las comunidades indígenas mantener padrones (registros censales locales), aunque estos a menudo excluían a mujeres, niños e individuos esclavizados.
Para el siglo XIX, a medida que los países de la región obtenían independencia, los registros civiles comenzaban a tomar forma, formalizándose más a principios del siglo XX. Argentina fue pionera en este sentido, introduciendo su Documento Nacional de Identidad (DNI) en 1947. México siguió con un sistema dual: el CURP (Clave Única de Registro de Población) para el seguimiento de la población general y la credencial INE, que funciona tanto como identificación de votante como tarjeta de identidad nacional. Brasil implementó dos identificadores distintos: el CPF, principalmente para propósitos financieros y fiscales, y el RG, utilizado para una verificación de identidad más amplia.
Otras naciones, como Chile, han adoptado tarjetas de identificación biométricas con chips incorporados, reflejando una tendencia regional más amplia hacia sistemas de identidad digital seguros. En los últimos años, muchos países de América Latina han priorizado la digitalización de sus sistemas de identificación, incorporando tecnología biométrica y mejorando las capacidades de verificación transfronteriza para satisfacer las necesidades modernas.
¿Cómo se verificaba?
A lo largo de la historia de las identificaciones, la forma en que se han verificado diferentes documentos ha variado ampliamente. Sin embargo, a pesar de que las identificaciones han existido durante miles de años, el concepto de verificar una identificación al comparar la información que contiene con datos de una base de datos centralizada es un concepto moderno.
Los primeros pasaportes, por ejemplo, contenían la firma del rey mismo (quien era el emisor del pasaporte). Los pasaportes con la firma de Carlos I aún existen hoy en día.
Sin embargo, a partir de 1794, la oficina del secretario de estado tomó el control de la emisión de pasaportes. Esta es una función que la Oficina del Interior mantiene hoy en día. En este punto, se establecieron registros adecuados y la información en un pasaporte podía cruzarse con registros oficiales para fines de verificación, si era necesario.
A principios del siglo XX, los pasaportes modernos que usamos hoy para viajar al extranjero fueron creados por primera vez. Para entonces, se añadieron características adicionales de verificación. Además de una fotografía y una firma, el documento presentaba una descripción personal. Sin embargo, el documento todavía sería verificado manualmente.
Cómo ha cambiado la identificación a lo largo de los años
Las tarjetas de identificación modernas son muy diferentes de sus predecesoras antes de la guerra. Los primeros pasaportes, como el emitido al rey Enrique V, eran poco más que pedazos de papel firmados. Con el tiempo, sin embargo, las tarjetas de identificación han evolucionado en herramientas altamente sofisticadas. Esta evolución de los documentos de viaje ha sido central en los sistemas de verificación de identidad a nivel mundial.
El viaje hacia las identificaciones modernas comenzó en 1840, cuando William Henry Fox Talbot introdujo el proceso fotográfico negativo-positivo, permitiendo añadir fotografías a los documentos de identificación. En 1858, Sir William Herschel dio otro gran paso al utilizar huellas dactilares entintadas como firmas manuales en documentos legales, marcando un paso fundamental en la identificación biométrica. Para la década de 1980, esta innovación había evolucionado significativamente con la llegada de sistemas automatizados de identificación de huellas dactilares (AFIS) en Japón y Estados Unidos, haciendo que la clasificación de huellas dactilares fuera más rápida y confiable.
La digitalización de registros agregó otra capa de avance. En 1977, EE. UU. pasó de registros en papel a registros computarizados e introdujo un sistema capaz de cruzar información entre bancos y agencias gubernamentales. Este cambio sentó las bases para el desarrollo de tarjetas de identificación inteligentes.
A finales de la década de 1980, países como Alemania, Singapur, la República Checa y España comenzaron a adoptar tarjetas de identificación inteligentes. Estas nuevas tarjetas integraban tecnología de vanguardia, almacenando información extensa como fechas de nacimiento, firmas digitales y datos biométricos como huellas dactilares. Hoy en día, la mayoría de las tarjetas de identificación vienen equipadas con circuitos integrados, lo que las hace altamente seguras y difíciles de falsificar. Muchas también incluyen identificadores biométricos como fotografías, datos de reconocimiento facial, escaneos de iris o huellas dactilares.
Desde humildes comienzos como simples documentos de papel hasta las avanzadas tarjetas inteligentes a prueba de manipulación de hoy, las tarjetas de identificación se han convertido en una piedra angular de la gestión moderna de la identidad.
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